No hay libro, por malo que sea, que no contenga algo bueno

Los Primeros de Huelin

En este blog vamos a poner en práctica algunas de las cosas que aprendamos en clase. Vamos a escribir pequeños relatos (uno al mes).
Deberán tener una extensión máxima de 25 líneas (letra arial; interlineado sencillo; tamaño 12; márgenes de 2,5 cm.).
Yo pondré una entrada con la primera frase del relato y vosotros tendréis que continuarla. Deberíais escribirlo en un archivo y cuando lo tengáis escrito, subirlo al blog como un comentario a la entrada.
Lo que está completamente prohibido es leer los relatos de los compañeros y no escribir nada.
¡Ánimo!

domingo, 27 de marzo de 2011

Fábula en verso - Marzo / Abril 2011

A continuación puedes leer una fábula de Esopo, escrita en prosa. Se trata de que, aplicando lo que hemos estudiado de la fábula y del verso, escribas una versión en verso. Los versos deben tener el mismo número de sílabas y deben rimar.
Tenemos de plazo hasta el 30 de abril, de manera que esta actividad cuenta para la 3ª evaluación.

A buena altura sobre el bosque, ocultos tras la densa pantalla de las nubes, el sol y el viento discutían sobre cuál de ambos era más fuerte.
-Mis rayos son tan poderosos que puedo chamuscar La Tierra hasta reducirla a negra yesca reseca -mantenía el sol.
-Sí, pero yo puedo inflar mis mejillas y soplar hasta que se derrumben las montañas, se astillen las casas convirtiéndose en leña y se desarraiguen los grandes árboles del bosque -replicaba el viento.
Mientras estaban sentados disputando, salió del bosque un granjero. Vestía un grueso abrigo de lana y llevaba calado un sombrero.
-¡Te diré lo que vamos a hacer! -dijo el sol-. El que pueda arrancarle el abrigo de la espalda al granjero, habrá probado ser el más fuerte. -¡Espléndido! -bramó el viento. Tomó aliento e hinchó las mejillas como si fueran dos globos.
Luego, sopló con fuerza... y sopló... y sopló. Los árboles del bosque se balancearon. Hasta el gran olmo se inclinó ante el viento cuando éste lo golpeó sin piedad. El mar formó grandes crestas en sus ondas, y los animales del bosque se ocultaron de la terrible borrasca.
El granjero se levantó el cuello del abrigo, se lo ajustó más y siguió avanzando trabajosamente.
Sin aliento ya, el viento se rindió. Luego, el sol asomó por detrás de la nube. Cuando vio la castigada tierra, navegó por el cielo y miró con rostro cordial y sonriente al bosque que estaba allá abajo. Hubo una gran serenidad y todos los animales salieron de sus escondites.
El granjero alzó los ojos, vio el sonriente rostro del sol y, con un suspiro de alivio, se quitó el abrigo y siguió andando.
-Ya lo ves -dijo el sol al viento- A veces, quien vence es la dulzura.

17 comentarios:

  1. ¿Cuál de ambos era más fuerte?.
    Discutían el sol y el viento
    escondidos tras una pantalla de nubes
    sobre el bosque en el firmamento.

    ¡Podría chamuscar La Tierra!,
    decía el sol con alegría
    reducirla a negra yesca reseca
    y con mis rayos la encendería .

    Y el viento muy ofuscado
    decía sin parar
    que podría inflar sus mejillas
    y no parar de soplar
    destrozando la naturaleza
    sin remordimientos y sin más.

    Mientras estaban sentados dispuntando
    salió del bosque un granjero
    vestía un grueso abrigo de lana
    y llevaba calado un sombrero.

    El acuerdo no llegaba
    y quisieron apostar
    quién de los dos podría
    al granjero despojar
    de su espalda el abrigo
    y poder al suelo tirar.

    El viento muy orgulloso
    con ideas de ganar
    decidió seguir el juego
    y ponerse a soplar
    hasta quedarse exausto
    de tanto arrojar
    aire por su boca
    para poner a balancear
    árboles en el bosque
    crispación sobre el mar
    y que los animalillos
    se escondieran sin piedad.

    Con tristeza y con enojo
    podía divisar
    como el pobre granjero
    caminaba con dificultad
    pero con su abrigo puesto
    el cuál no le pudo quitar.

    Se respiraba tranquilidad
    entre tanto desasosiego
    todo estaba calmado
    el aire estaba quieto.

    El sol se pusó a pasear
    cual una pareja de enamorados
    observando como aquel bosque
    volvía a lo iniciado.

    El granjero alzó los ojos
    y vió al sonriente sol
    y con un soplo de alivio
    el abrigo se quitó
    y la moraleja de ésta fábula
    se sabe como acabó
    con dulzura se consigue todo
    por pantalones no.

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  2. En los bosques, el sol y el viento, por suerte (13-1)
    discutían sobre quien era más fuerte. (12)
    El sol con sus rayos puede chamuscar, (11+1)
    el viento, muy ligero, puede soplar. (11+1)
    Del oscuro bosque salió un buen granjero (13-1)
    que llevaba un abrigo y un gran sombrero. (14-2)
    Quien sea capaz del abrigo arrancar, (12-1+1)
    habrá ya demostrado que va a ganar. (12-1+1)
    Los árboles del bosque se balancearon, (13-1)
    cuando los vientos con gran fuerza soplaron. (12)
    Por detrás de la nube el sol asomó, (12-1+1)
    el buen granjero el abrigo se quitó. (12-1+1)
    A veces quien vence es la buena dulzura, (13-1)
    a veces quien pierde es la mala bravura. (13-1)
    Marco Testa Moreno.

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  3. Una temprana mañana
    el señor sol contestaba
    del viento las amenazas
    para saber quien ganaba
    si los dos se pelearan

    El viento con mucha fuerza y el sol con inteligencia
    pactaron su gran apuesta
    ¿Quién le quitaria el abrigo
    al pequeño campesino?
    El viento uso su gran fuerza
    pero sin mucha destreza
    pues ganó el magnífico sol
    con mucha dulzura y amor

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  4. DAULETKAZINA MAKHABBAT ( MAJA) 1ºB 7/4/2011

    FÁBULA EN VERSO

    Sobre el bosque primaveral,
    Discutían el viento y sol,
    En el que decían
    Sorprendidos por sí mismos,
    La fuerza del uno y otro.
    Decía el sol por el momento,
    Que era más fuerte que el viento,
    y así discutiendo,
    probaron sus efectos
    Hacia el pobre granjero,
    que llevaba un abrigo puesto.
    El sol decía al viento,
    que si lograba arrancarle el abrigo,
    al espléndido granjero,
    Sería más fuerte que el sol.
    El viento convencido,
    llenó sus mejillas de aire frío,
    Y lanzando una borrasca,
    convirtió el bosque en Alaska.
    Pero no consiguió su meta,
    pues que era arrancarle el abrigo,
    al granjero pobrecito.
    El turno era el del sol,
    que desde ese momento,
    lanzó su caliente sonrisa,
    consiguiendo la confianza,
    de su bosque preferido.
    Y así el granjero, alegrado del regalo,
    dado por el sol,
    derrumbando su abrigo ante el sol.
    Los testigos fueron animales,
    Sonrientes y muy felices.
    Y así el sol, le dio una lección,
    al viento entristecido,
    que a veces lo que pierde es la agresividad,
    en cambio la dulzura, siempre ganará.

    Lo siento, pero no pude hacerlo de la forma que me pidió el profe porque me resultó muy difícil, perdón.

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  5. El viento quiere ser más fuerte que el sol.
    El sol quiere ser más fuerte que el viento.
    Una apuesta: ¿Alguno de los dos
    logrará que un abrigado granjero
    se quite el gran abrigo y su sombrero?

    El viento sopló y en un caracol
    al mar convirtió y con un balanceo
    los árboles fuertemente movió.
    Sintió mucho frío el muy buen granjero
    y se levantó y se ajustó su cuello.

    Salió sereno y brillante el gran sol.
    Sonriente: ¡al bosque y al cielo caliento!
    El granjero el abrigo se quitó.
    ¡Ya lo ves - Le dijo el buen sol al viento-
    La dulzura, a veces es la que vence!

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  6. Sobre el bosque, a buena altura,
    tras la pantalla de nubes,
    el sol y el viento discuten,
    ocultos en la espesura,
    sobre cuál era más fuerte.
    -Mis rayos son tan potentes
    que pueden quemar la tierra,
    convertirla en yesca negra,
    -dijo el sol muy prepotente-,
    -Sí, pero yo puedo inflar
    las mejillas, soplar sierras,
    que se derrumben las tierras,
    y los árboles arrancar,
    que las casas se hagan leña
    -decía el fuerte viento.
    Mientras estaban en esto peleando, de la peña
    salió un granjero. Vestía
    un grueso abrigo de lana,
    llevaba sombrero de pana.
    -¡Te diré lo que yo haría!
    -dijo el sol-. Quien consiga
    el abrigo arrancar
    y de la espalda quitar
    al granjero, será quien diga
    ser el mejor. -¡Bien! -dijo
    el viento. El aire tomó,
    y las mejillas hinchó,
    como si fueran botijos.
    Luego sopló con gran fuerza,
    y sopló, sopló, y sopló,
    y hasta el bosque resonó
    y perdieron la firmeza
    los árboles. El olmo grande
    también hubo de inclinarse
    cuando el viento lo golpease
    sin piedad. El mar, bramante,
    formó unas enormes crestas
    en sus ondas, los animales,
    para evitar mayores males,
    se pusieron a cubierta.
    Y evitaron, todo aquello,
    el pánico, aquel temor
    a la borrasca. Se alzó
    el granjero el cuello
    del abrigo, se lo ajustó
    más, y prosiguió andando
    con trabajo, y jadeando.
    Y agotado, se rindió,
    ese apenado viento,
    derrotado y sin aliento.
    Luego, el sol se asomó
    tras la nube, y navegando
    por el cielo, y divisando
    la castigada tierra, miró
    con su rostro sonriente,
    amable, puro y cordial,
    al bosque subtropical
    que permanecía silente.
    Hubo una gran serenidad,
    y todos los animales,
    salieron, olvidando sus males,
    en busca de libertad.
    El granjero los ojos alzó,
    vio el rostro sonriente
    del sol y, rápidamente,
    se quitó el chaquetón.
    Siguió andando por la espesura,
    -Ya lo ves -le dijo el sol
    al viento- A veces,
    quien vence es la dulzura.

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  7. El Sol y el Viento discutían
    cuál de los más fuerte seria.
    -Mis rayos son tan poderosos
    que la tierra puede chamuscar.
    -Yo arboles, montañas, casas, osos…
    de un soplo puedo destrozar.
    Mientras estaban discutiendo
    a un granjero vieron saliendo
    con un sobrero su cabeza tapaba,
    y un abrigo de lana cobijo le daba.
    Dijo el Sol con gran sabiduría:
    -El que pueda despojar al granjero
    de su abrigo y de su sombrero
    será el vencedor de este mismo día.
    Mientras más fuerte el Viento sopló
    los animales a esconderse corrían,
    los arboles a su paso se partían,
    pero al hombre su abrigo no le quitó.
    El turno del Sol por fin llegó,
    y con sosiego a la tierra alumbró.
    El granjero sus rayos agradecía
    y de sus ropajes se desprendía.
    “Con dulzura se consigue,
    lo que con bravura se persigue".

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  8. A buena altura sobre la arboleda
    ocultos tras la densa pantalla
    de las nubes, el sol y la ventolera
    discutían cuál era más fuerte.
    -Mis rayos tienen mucha fuerza,
    que puedo chamuscar a La Tierra
    hasta reducirla a negra yesca
    reseca – decía el sol valiente.
    -Sí, pero puedo inflar con fuerza
    mis mejillas, soplar y derrumbar
    las montañas, astillen las viviendas
    convirtiéndose en leña pesada
    y se desarraiguen las arboledas
    en el bosque -replicaba el viento.
    Mientras estaban en la contienda
    salió del bosque una tenue granjera.
    Vestía un fino abrigo de seda
    y llevaba calado un sombrero.
    Dijo el sol-¡Te diré lo que inventar!
    El que pueda arrancarle el abrigo
    de la robusta espalda a la granjera,
    habrá probado ser el más fuerte.
    -¡Espléndido! -vociferó la ventolera.
    Tomó aliento e hinchó las mejillas
    como si fueran dos grandes esferas.
    Luego, sopló con energía... y sopló.
    Se meció toda la arboleda
    Hasta el olmo se inclinó ante el viento
    cuando éste lo golpeó sin piedad.
    El mar formó grandes crestas en ondas,
    y los animales den la arboleda
    se ocultaron de la borrasca.
    El, levantó el cuello de la chaqueta,
    lo ajustó más, siguió avanzando.
    Sin aliento ya, se rindió la ventolera
    El sol asomó detrás de la nube.
    Cuando vio la castigada tierra,
    navegó por el cielo y miró
    con rostro cordial y sonriente a la arboleda
    que estaba allá abajo.
    Hubo una gran entereza,
    todos los animales
    salieron de sus madrigueras.
    El granjero alzó los ojos,
    vio que la estaba contenta
    y, con un suspiro de alivio,
    se quitó el fino abrigo de seda
    -Ya lo ves -dijo el sol al viento
    - A veces, la dulzura es la que supera.

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  9. Ocultos tras la densa pantalla de las nubes,
    el sol y el viento discutían
    a buena altura sobre el bosque,
    sobre cuál de ambos más fuerte serían.

    -Poderosos rayos tengo
    chamuscar la tierra puedo
    el sol mantenía
    a negra yesca reseca reducirla podía

    -Sí, pero mis mejillas puedo inflar,
    al hacer que se astillen las casas convirtiéndose en leña
    y derrumbar las montañas al soplar,
    y se desarraiguen los grandes árboles del bosque
    -replicaba el viento.

    Mientras estaban sentados disputando,
    salió del bosque un granjero pitando.
    Vestía un grueso abrigo de lana
    y llevaba un sombrero que le calaba.

    -¡Te diré lo que vamos a hacer!
    -dijo el sol-.
    El que pueda arrancarle el abrigo de la espalda al granjero,
    habrá probado el más fuerte ser.

    -¡Espléndido!
    -bramó el viento.
    Tomó aliento y sus mejillas se pusieron como dos globos al hincharse
    Luego, sopló con fuerza... y sopló... y sopló.
    Los árboles del bosque se pusieron a balancearse.

    Hasta el gran olmo se inclinó ante el viento
    cuando éste lo golpeó sin piedad.
    El mar formó grandes crestas en sus ondas,
    y los animales del bosque se ocultaron de la terrible tempestad.

    El granjero se levantó el cuello del abrigo,
    se lo ajustó más y siguió avanzando trabajosamente.
    Sin aliento ya, el viento se rindió.
    Luego, el sol asomó por detrás de la nube valientemente.

    Navegó por el cielo y miró
    con rostro cordial y sonriente al bosque,
    cuando la castigada tierra vio,
    que estaba allá abajo.

    Hubo una gran serenidad
    y todos los animales salieron de sus escondites.
    El granjero alzó los ojos,
    vio el sonriente rostro del sol.

    Con un suspiro de alivio,
    se quitó el abrigo y andando siguió.
    -Ya lo ves -dijo el sol al viento-
    Al final, la dulzura es quien venció.

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  10. A buena altura del bosque
    tras las densas nubes se escondían
    el sol y el viento, discutían
    quién de ambos era más fuerte.

    El sol tiene rayos poderosos
    el viento sopla con gran fuerza,
    mis rayos pueden quemar la Tierra,
    mi soplido montañas derrumbar.

    El viento sopló con gran fuerza,
    los árboles se balancearon,
    los animales se ocultaron
    y el mar formaba grandes crestas.

    El granjero ajusto su ropa,
    cansado el viento se rindió.
    El sol tras las nubes asomó
    y el granjero alzó los ojos.

    El granjero vio el rostro del sol,
    el gran rostro feliz y contento
    su abrigada ropa quitó,
    y la dulzura del sol ganó.

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  11. En la cúspide del bosque
    escondidos sol y viento
    discuten por corpulento.

    La tierra puedo quemar
    con mis rayos abrasar
    y negro todo dejar
    dijo el sol sin replicar.

    Con mis mofletes hinchados
    tumbo montes y tejados
    dijo el viento muy enojado

    Con tanta discusión
    un granjero con sombrero
    y con abrigo campero
    por un bosque surgió.

    Quien pueda arrancarle el abrigo
    habrá ganado la apuesta
    incitó el sol a su amigo.

    El viento aceptó ese reto
    inflándose como un globo
    tal parecía un gran bobo.

    El viento al olmo pegó
    árboles balanceó
    olas en mares formó
    y animales ocultó.

    El granjero se cubrió
    y el abrigo se enfundó.

    El viento se rindió.
    Tras nube el sol salió
    y castigada tierra vio
    por los cielos navegó
    sonriente y cordial miró.

    El granjero al sol miró
    su rostro le sonrió
    el abrigo se quitó
    con alivio suspiró
    y su camino siguió.

    Al viento el sol explicó
    que la dulzura ganó.

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  12. ADRIÁN CARMONA GARCÍA

    El sol y el viento se miden
    sus fuerzas en altos bosques
    tapados por densas nubes.

    La tierra yo quemaría
    como carbón dejaría
    furioso el sol presumía.

    El viento contestaría
    tumbar montañas podría
    casas y árboles caían.

    Del bosque salió un granjero
    calándose un gran sombrero.

    Ambos dispuestos retaban
    quién el abrigo quitara.

    El viento fuerte soplaba
    y árboles balanceaba.

    Animales ocultaban
    Y los mares se encrespaban.

    El cuello se levantó
    y avanzando continuó.

    El viento se rindió
    y el sol detrás asomó

    Los animales salieron
    y al sol se lo agradecieron.

    El granjero ojos alzó
    y al sol lo reconoció
    el sol al viento exclamó
    la dulzura venció.

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  13. Fábula de Esopo: El Sol y el Viento

    Sol y viento a buena altura
    disputan con gran hondura
    de diosa naturaleza
    cuál tiene más fortaleza.

    Sale del bosque un granjero.
    Se cubre con un sombrero,
    viste un abrigo de lana
    y pantalones de pana.

    El sol propone este reto:
    quitar el abrigo prieto
    y así quedará probada
    la potencia cuestionada.

    El viento empieza a soplar
    y todo se ha de agitar.
    Se desata el vendaval,
    la gente lo pasa mal.

    Anda deprisa el granjero,
    se cala bien el sombrero,
    ha de ajustar con premura
    el abrigo a la cintura.

    Le toca al sol y se asoma,
    ofrece calor sin broma.
    Vuelve la serenidad
    a toda la humanidad.

    El granjero siente ardor
    y suda por el calor.
    Se quita la gruesa prenda
    y el sol gana la contienda.

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  14. El sol y el viento

    Un día en el cielo
    El sol y el viento se vieron
    Sobre un bosquen discutían
    Sobre las fuerzas que tenían



    Con un granjero conprobarán
    Si el abrigo le quitará
    Y el viento empezó a soplar
    El abrigo le quería quitar



    Su borrasca no le ayudó
    Y fue el sol , el que ganó
    Al granjero él le quemó
    Y el abrigo se quitó.

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  15. Mucho más arriba del bosque, Sol y Viento
    tras la densa pantalla de nubes discutían
    pues el motivo de disputa y no miento
    era saber quien de los dos más fuerte sería.

    ¡Con solo un rayo la Tierra podría chamuscar
    y reducirla a negra yesca!-el Sol decía-
    ¡De un soplido las montañas puedo derrumbar
    hasta convertirlas en leña!-el Viento advertía-

    Sin interrumpir un momento la discusión
    del bosque un granjero apareció de la nada
    vistiendo un bonito calado sombrero marrón
    además de un grueso y blanco abrigo de lana

    Para acabar la discusión Sol pensó y expuso:
    -Quitar el abrigo al granjero será la misión-
    ¡Espléndido, ganaré yo!-el Viento supuso-
    entonces con toda su fuerza sopló y sopló

    En el bosque los árboles se balancearon,
    el gran olmo se inclinó tras el fuerte golpe,
    grandes crestas en las ondas del mar se formaron
    hasta los animales se ocultaron en el bosque

    Viento no consiguió más que el granjero
    se ajustara su abrigo de lana mojado
    y siguió caminando con su sombrero
    dejando a Viento sin aliento y cansado

    Tras su intento, Sol salió tras la nube radiante
    navegó por el cielo viendo la castigada tierra
    al bosque miró con rostro cordial y sonriente
    y consiguió que todos los animales salieran

    El granjero entonces a Sol miró
    tras un suspiro de alivio sonrió,
    el abrigo de lana se quitó
    y por el bosque su camino siguió

    Ya ves, dijo Sol muy contento
    no siempre vence la bravura
    y le dijo al cansado viento
    a veces gana la dulzura

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  16. Allá arriba en los árboles
    Escondidos en el cielo
    Discutían sol y viento
    Quienes eran más fieros

    Mis rayos tan poderosos
    Pueden chamuscar tierra
    Convertir en negro pozo
    Dijo el sol, con voz de guerra.

    Yo soy los vientos que soplan
    Derribando las montañas
    Astillo casas en leña
    Y arboledas agriadas.

    Ya discutían sentados
    Cuando salió el granjero
    Con gran abrigo cuidado
    Y acicalado sombrero

    Te contaré lo que aremos,
    Quién quite abrigo al granjero
    Probará ser el más fuerte
    Bramó el viento con esmero.

    Tomó aliento, sopló el viento
    Árboles, mar y animales
    Se escondían con lamento.
    El granjero ajustó abrigo
    Y siguió a camino lento.
    No lo consigo, enemigo
    Ríndame ya sin aliento.

    Y salió el Sol tras las nubes
    Vio la tierra castigada
    El Bosque y los animales
    Salieron de su guarida
    Sonrieron todos cordiales
    A su paso por la vida

    El granjero observó el sol
    Suspirando y con alivio
    Se quitó abrigo, de calor
    Y marchó con paso libio

    Lo ves, dijo el Sol al viento
    A veces, no uses bravura
    Para que ganes un reto
    Sino, que emplees dulzura
    Y estarás siempre contento.

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  17. Por encima de las nubes,
    sobre un vasto bosque verde,
    el sol y el viento discuten
    para ver cuál es más fuerte.

    El sol decía orgulloso:
    ¡Mis rayos son tan intensos
    que en negra yesca reseca
    convertir la Tierra puedo!

    Y el viento le respondía:
    ¡No tengo ningún rival,
    pues puedo mover montañas
    al soplar, soplar, soplar!

    Un granjero apareció
    con abrigo y un sombrero
    y a quitárselos, el sol
    desafió al celoso viento.

    El bosque y el mar sufrían
    mientras el viento soplaba,
    y animales asustados
    rehuían de la borrasca.

    Pero el granjero siguió,
    ajustándose el abrigo,
    y el viento no sopló más
    porque se había rendido.

    El sol se asomó después
    y la Tierra observó
    y el granjero con alivio
    el abrigo se quitó.

    He aquí lo que aprendió el viento
    gracias al maestro sol:
    lo que la fuerza no puede
    siempre lo puede el amor.

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