A continuación puedes leer una fábula de Esopo, escrita en prosa. Se trata de que, aplicando lo que hemos estudiado de la fábula y del verso, escribas una versión en verso. Los versos deben tener el mismo número de sílabas y deben rimar.
Tenemos de plazo hasta el 30 de abril, de manera que esta actividad cuenta para la 3ª evaluación.
A buena altura sobre el bosque, ocultos tras la densa pantalla de las nubes, el sol y el viento discutían sobre cuál de ambos era más fuerte.
-Mis rayos son tan poderosos que puedo chamuscar La Tierra hasta reducirla a negra yesca reseca -mantenía el sol.
-Sí, pero yo puedo inflar mis mejillas y soplar hasta que se derrumben las montañas, se astillen las casas convirtiéndose en leña y se desarraiguen los grandes árboles del bosque -replicaba el viento.
Mientras estaban sentados disputando, salió del bosque un granjero. Vestía un grueso abrigo de lana y llevaba calado un sombrero.
-¡Te diré lo que vamos a hacer! -dijo el sol-. El que pueda arrancarle el abrigo de la espalda al granjero, habrá probado ser el más fuerte. -¡Espléndido! -bramó el viento. Tomó aliento e hinchó las mejillas como si fueran dos globos.
Luego, sopló con fuerza... y sopló... y sopló. Los árboles del bosque se balancearon. Hasta el gran olmo se inclinó ante el viento cuando éste lo golpeó sin piedad. El mar formó grandes crestas en sus ondas, y los animales del bosque se ocultaron de la terrible borrasca.
El granjero se levantó el cuello del abrigo, se lo ajustó más y siguió avanzando trabajosamente.
Sin aliento ya, el viento se rindió. Luego, el sol asomó por detrás de la nube. Cuando vio la castigada tierra, navegó por el cielo y miró con rostro cordial y sonriente al bosque que estaba allá abajo. Hubo una gran serenidad y todos los animales salieron de sus escondites.
El granjero alzó los ojos, vio el sonriente rostro del sol y, con un suspiro de alivio, se quitó el abrigo y siguió andando.
-Ya lo ves -dijo el sol al viento- A veces, quien vence es la dulzura.
No hay libro, por malo que sea, que no contenga algo bueno
Los Primeros de Huelin
En este blog vamos a poner en práctica algunas de las cosas que aprendamos en clase. Vamos a escribir pequeños relatos (uno al mes).
Deberán tener una extensión máxima de 25 líneas (letra arial; interlineado sencillo; tamaño 12; márgenes de 2,5 cm.).
Deberán tener una extensión máxima de 25 líneas (letra arial; interlineado sencillo; tamaño 12; márgenes de 2,5 cm.).
Yo pondré una entrada con la primera frase del relato y vosotros tendréis que continuarla. Deberíais escribirlo en un archivo y cuando lo tengáis escrito, subirlo al blog como un comentario a la entrada.
Lo que está completamente prohibido es leer los relatos de los compañeros y no escribir nada.
¡Ánimo!
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¿Cuál de ambos era más fuerte?.
ResponderEliminarDiscutían el sol y el viento
escondidos tras una pantalla de nubes
sobre el bosque en el firmamento.
¡Podría chamuscar La Tierra!,
decía el sol con alegría
reducirla a negra yesca reseca
y con mis rayos la encendería .
Y el viento muy ofuscado
decía sin parar
que podría inflar sus mejillas
y no parar de soplar
destrozando la naturaleza
sin remordimientos y sin más.
Mientras estaban sentados dispuntando
salió del bosque un granjero
vestía un grueso abrigo de lana
y llevaba calado un sombrero.
El acuerdo no llegaba
y quisieron apostar
quién de los dos podría
al granjero despojar
de su espalda el abrigo
y poder al suelo tirar.
El viento muy orgulloso
con ideas de ganar
decidió seguir el juego
y ponerse a soplar
hasta quedarse exausto
de tanto arrojar
aire por su boca
para poner a balancear
árboles en el bosque
crispación sobre el mar
y que los animalillos
se escondieran sin piedad.
Con tristeza y con enojo
podía divisar
como el pobre granjero
caminaba con dificultad
pero con su abrigo puesto
el cuál no le pudo quitar.
Se respiraba tranquilidad
entre tanto desasosiego
todo estaba calmado
el aire estaba quieto.
El sol se pusó a pasear
cual una pareja de enamorados
observando como aquel bosque
volvía a lo iniciado.
El granjero alzó los ojos
y vió al sonriente sol
y con un soplo de alivio
el abrigo se quitó
y la moraleja de ésta fábula
se sabe como acabó
con dulzura se consigue todo
por pantalones no.
En los bosques, el sol y el viento, por suerte (13-1)
ResponderEliminardiscutían sobre quien era más fuerte. (12)
El sol con sus rayos puede chamuscar, (11+1)
el viento, muy ligero, puede soplar. (11+1)
Del oscuro bosque salió un buen granjero (13-1)
que llevaba un abrigo y un gran sombrero. (14-2)
Quien sea capaz del abrigo arrancar, (12-1+1)
habrá ya demostrado que va a ganar. (12-1+1)
Los árboles del bosque se balancearon, (13-1)
cuando los vientos con gran fuerza soplaron. (12)
Por detrás de la nube el sol asomó, (12-1+1)
el buen granjero el abrigo se quitó. (12-1+1)
A veces quien vence es la buena dulzura, (13-1)
a veces quien pierde es la mala bravura. (13-1)
Marco Testa Moreno.
Una temprana mañana
ResponderEliminarel señor sol contestaba
del viento las amenazas
para saber quien ganaba
si los dos se pelearan
El viento con mucha fuerza y el sol con inteligencia
pactaron su gran apuesta
¿Quién le quitaria el abrigo
al pequeño campesino?
El viento uso su gran fuerza
pero sin mucha destreza
pues ganó el magnífico sol
con mucha dulzura y amor
DAULETKAZINA MAKHABBAT ( MAJA) 1ºB 7/4/2011
ResponderEliminarFÁBULA EN VERSO
Sobre el bosque primaveral,
Discutían el viento y sol,
En el que decían
Sorprendidos por sí mismos,
La fuerza del uno y otro.
Decía el sol por el momento,
Que era más fuerte que el viento,
y así discutiendo,
probaron sus efectos
Hacia el pobre granjero,
que llevaba un abrigo puesto.
El sol decía al viento,
que si lograba arrancarle el abrigo,
al espléndido granjero,
Sería más fuerte que el sol.
El viento convencido,
llenó sus mejillas de aire frío,
Y lanzando una borrasca,
convirtió el bosque en Alaska.
Pero no consiguió su meta,
pues que era arrancarle el abrigo,
al granjero pobrecito.
El turno era el del sol,
que desde ese momento,
lanzó su caliente sonrisa,
consiguiendo la confianza,
de su bosque preferido.
Y así el granjero, alegrado del regalo,
dado por el sol,
derrumbando su abrigo ante el sol.
Los testigos fueron animales,
Sonrientes y muy felices.
Y así el sol, le dio una lección,
al viento entristecido,
que a veces lo que pierde es la agresividad,
en cambio la dulzura, siempre ganará.
Lo siento, pero no pude hacerlo de la forma que me pidió el profe porque me resultó muy difícil, perdón.
El viento quiere ser más fuerte que el sol.
ResponderEliminarEl sol quiere ser más fuerte que el viento.
Una apuesta: ¿Alguno de los dos
logrará que un abrigado granjero
se quite el gran abrigo y su sombrero?
El viento sopló y en un caracol
al mar convirtió y con un balanceo
los árboles fuertemente movió.
Sintió mucho frío el muy buen granjero
y se levantó y se ajustó su cuello.
Salió sereno y brillante el gran sol.
Sonriente: ¡al bosque y al cielo caliento!
El granjero el abrigo se quitó.
¡Ya lo ves - Le dijo el buen sol al viento-
La dulzura, a veces es la que vence!
Sobre el bosque, a buena altura,
ResponderEliminartras la pantalla de nubes,
el sol y el viento discuten,
ocultos en la espesura,
sobre cuál era más fuerte.
-Mis rayos son tan potentes
que pueden quemar la tierra,
convertirla en yesca negra,
-dijo el sol muy prepotente-,
-Sí, pero yo puedo inflar
las mejillas, soplar sierras,
que se derrumben las tierras,
y los árboles arrancar,
que las casas se hagan leña
-decía el fuerte viento.
Mientras estaban en esto peleando, de la peña
salió un granjero. Vestía
un grueso abrigo de lana,
llevaba sombrero de pana.
-¡Te diré lo que yo haría!
-dijo el sol-. Quien consiga
el abrigo arrancar
y de la espalda quitar
al granjero, será quien diga
ser el mejor. -¡Bien! -dijo
el viento. El aire tomó,
y las mejillas hinchó,
como si fueran botijos.
Luego sopló con gran fuerza,
y sopló, sopló, y sopló,
y hasta el bosque resonó
y perdieron la firmeza
los árboles. El olmo grande
también hubo de inclinarse
cuando el viento lo golpease
sin piedad. El mar, bramante,
formó unas enormes crestas
en sus ondas, los animales,
para evitar mayores males,
se pusieron a cubierta.
Y evitaron, todo aquello,
el pánico, aquel temor
a la borrasca. Se alzó
el granjero el cuello
del abrigo, se lo ajustó
más, y prosiguió andando
con trabajo, y jadeando.
Y agotado, se rindió,
ese apenado viento,
derrotado y sin aliento.
Luego, el sol se asomó
tras la nube, y navegando
por el cielo, y divisando
la castigada tierra, miró
con su rostro sonriente,
amable, puro y cordial,
al bosque subtropical
que permanecía silente.
Hubo una gran serenidad,
y todos los animales,
salieron, olvidando sus males,
en busca de libertad.
El granjero los ojos alzó,
vio el rostro sonriente
del sol y, rápidamente,
se quitó el chaquetón.
Siguió andando por la espesura,
-Ya lo ves -le dijo el sol
al viento- A veces,
quien vence es la dulzura.
El Sol y el Viento discutían
ResponderEliminarcuál de los más fuerte seria.
-Mis rayos son tan poderosos
que la tierra puede chamuscar.
-Yo arboles, montañas, casas, osos…
de un soplo puedo destrozar.
Mientras estaban discutiendo
a un granjero vieron saliendo
con un sobrero su cabeza tapaba,
y un abrigo de lana cobijo le daba.
Dijo el Sol con gran sabiduría:
-El que pueda despojar al granjero
de su abrigo y de su sombrero
será el vencedor de este mismo día.
Mientras más fuerte el Viento sopló
los animales a esconderse corrían,
los arboles a su paso se partían,
pero al hombre su abrigo no le quitó.
El turno del Sol por fin llegó,
y con sosiego a la tierra alumbró.
El granjero sus rayos agradecía
y de sus ropajes se desprendía.
“Con dulzura se consigue,
lo que con bravura se persigue".
A buena altura sobre la arboleda
ResponderEliminarocultos tras la densa pantalla
de las nubes, el sol y la ventolera
discutían cuál era más fuerte.
-Mis rayos tienen mucha fuerza,
que puedo chamuscar a La Tierra
hasta reducirla a negra yesca
reseca – decía el sol valiente.
-Sí, pero puedo inflar con fuerza
mis mejillas, soplar y derrumbar
las montañas, astillen las viviendas
convirtiéndose en leña pesada
y se desarraiguen las arboledas
en el bosque -replicaba el viento.
Mientras estaban en la contienda
salió del bosque una tenue granjera.
Vestía un fino abrigo de seda
y llevaba calado un sombrero.
Dijo el sol-¡Te diré lo que inventar!
El que pueda arrancarle el abrigo
de la robusta espalda a la granjera,
habrá probado ser el más fuerte.
-¡Espléndido! -vociferó la ventolera.
Tomó aliento e hinchó las mejillas
como si fueran dos grandes esferas.
Luego, sopló con energía... y sopló.
Se meció toda la arboleda
Hasta el olmo se inclinó ante el viento
cuando éste lo golpeó sin piedad.
El mar formó grandes crestas en ondas,
y los animales den la arboleda
se ocultaron de la borrasca.
El, levantó el cuello de la chaqueta,
lo ajustó más, siguió avanzando.
Sin aliento ya, se rindió la ventolera
El sol asomó detrás de la nube.
Cuando vio la castigada tierra,
navegó por el cielo y miró
con rostro cordial y sonriente a la arboleda
que estaba allá abajo.
Hubo una gran entereza,
todos los animales
salieron de sus madrigueras.
El granjero alzó los ojos,
vio que la estaba contenta
y, con un suspiro de alivio,
se quitó el fino abrigo de seda
-Ya lo ves -dijo el sol al viento
- A veces, la dulzura es la que supera.
Ocultos tras la densa pantalla de las nubes,
ResponderEliminarel sol y el viento discutían
a buena altura sobre el bosque,
sobre cuál de ambos más fuerte serían.
-Poderosos rayos tengo
chamuscar la tierra puedo
el sol mantenía
a negra yesca reseca reducirla podía
-Sí, pero mis mejillas puedo inflar,
al hacer que se astillen las casas convirtiéndose en leña
y derrumbar las montañas al soplar,
y se desarraiguen los grandes árboles del bosque
-replicaba el viento.
Mientras estaban sentados disputando,
salió del bosque un granjero pitando.
Vestía un grueso abrigo de lana
y llevaba un sombrero que le calaba.
-¡Te diré lo que vamos a hacer!
-dijo el sol-.
El que pueda arrancarle el abrigo de la espalda al granjero,
habrá probado el más fuerte ser.
-¡Espléndido!
-bramó el viento.
Tomó aliento y sus mejillas se pusieron como dos globos al hincharse
Luego, sopló con fuerza... y sopló... y sopló.
Los árboles del bosque se pusieron a balancearse.
Hasta el gran olmo se inclinó ante el viento
cuando éste lo golpeó sin piedad.
El mar formó grandes crestas en sus ondas,
y los animales del bosque se ocultaron de la terrible tempestad.
El granjero se levantó el cuello del abrigo,
se lo ajustó más y siguió avanzando trabajosamente.
Sin aliento ya, el viento se rindió.
Luego, el sol asomó por detrás de la nube valientemente.
Navegó por el cielo y miró
con rostro cordial y sonriente al bosque,
cuando la castigada tierra vio,
que estaba allá abajo.
Hubo una gran serenidad
y todos los animales salieron de sus escondites.
El granjero alzó los ojos,
vio el sonriente rostro del sol.
Con un suspiro de alivio,
se quitó el abrigo y andando siguió.
-Ya lo ves -dijo el sol al viento-
Al final, la dulzura es quien venció.
A buena altura del bosque
ResponderEliminartras las densas nubes se escondían
el sol y el viento, discutían
quién de ambos era más fuerte.
El sol tiene rayos poderosos
el viento sopla con gran fuerza,
mis rayos pueden quemar la Tierra,
mi soplido montañas derrumbar.
El viento sopló con gran fuerza,
los árboles se balancearon,
los animales se ocultaron
y el mar formaba grandes crestas.
El granjero ajusto su ropa,
cansado el viento se rindió.
El sol tras las nubes asomó
y el granjero alzó los ojos.
El granjero vio el rostro del sol,
el gran rostro feliz y contento
su abrigada ropa quitó,
y la dulzura del sol ganó.
En la cúspide del bosque
ResponderEliminarescondidos sol y viento
discuten por corpulento.
La tierra puedo quemar
con mis rayos abrasar
y negro todo dejar
dijo el sol sin replicar.
Con mis mofletes hinchados
tumbo montes y tejados
dijo el viento muy enojado
Con tanta discusión
un granjero con sombrero
y con abrigo campero
por un bosque surgió.
Quien pueda arrancarle el abrigo
habrá ganado la apuesta
incitó el sol a su amigo.
El viento aceptó ese reto
inflándose como un globo
tal parecía un gran bobo.
El viento al olmo pegó
árboles balanceó
olas en mares formó
y animales ocultó.
El granjero se cubrió
y el abrigo se enfundó.
El viento se rindió.
Tras nube el sol salió
y castigada tierra vio
por los cielos navegó
sonriente y cordial miró.
El granjero al sol miró
su rostro le sonrió
el abrigo se quitó
con alivio suspiró
y su camino siguió.
Al viento el sol explicó
que la dulzura ganó.
ADRIÁN CARMONA GARCÍA
ResponderEliminarEl sol y el viento se miden
sus fuerzas en altos bosques
tapados por densas nubes.
La tierra yo quemaría
como carbón dejaría
furioso el sol presumía.
El viento contestaría
tumbar montañas podría
casas y árboles caían.
Del bosque salió un granjero
calándose un gran sombrero.
Ambos dispuestos retaban
quién el abrigo quitara.
El viento fuerte soplaba
y árboles balanceaba.
Animales ocultaban
Y los mares se encrespaban.
El cuello se levantó
y avanzando continuó.
El viento se rindió
y el sol detrás asomó
Los animales salieron
y al sol se lo agradecieron.
El granjero ojos alzó
y al sol lo reconoció
el sol al viento exclamó
la dulzura venció.
Fábula de Esopo: El Sol y el Viento
ResponderEliminarSol y viento a buena altura
disputan con gran hondura
de diosa naturaleza
cuál tiene más fortaleza.
Sale del bosque un granjero.
Se cubre con un sombrero,
viste un abrigo de lana
y pantalones de pana.
El sol propone este reto:
quitar el abrigo prieto
y así quedará probada
la potencia cuestionada.
El viento empieza a soplar
y todo se ha de agitar.
Se desata el vendaval,
la gente lo pasa mal.
Anda deprisa el granjero,
se cala bien el sombrero,
ha de ajustar con premura
el abrigo a la cintura.
Le toca al sol y se asoma,
ofrece calor sin broma.
Vuelve la serenidad
a toda la humanidad.
El granjero siente ardor
y suda por el calor.
Se quita la gruesa prenda
y el sol gana la contienda.
El sol y el viento
ResponderEliminarUn día en el cielo
El sol y el viento se vieron
Sobre un bosquen discutían
Sobre las fuerzas que tenían
Con un granjero conprobarán
Si el abrigo le quitará
Y el viento empezó a soplar
El abrigo le quería quitar
Su borrasca no le ayudó
Y fue el sol , el que ganó
Al granjero él le quemó
Y el abrigo se quitó.
Mucho más arriba del bosque, Sol y Viento
ResponderEliminartras la densa pantalla de nubes discutían
pues el motivo de disputa y no miento
era saber quien de los dos más fuerte sería.
¡Con solo un rayo la Tierra podría chamuscar
y reducirla a negra yesca!-el Sol decía-
¡De un soplido las montañas puedo derrumbar
hasta convertirlas en leña!-el Viento advertía-
Sin interrumpir un momento la discusión
del bosque un granjero apareció de la nada
vistiendo un bonito calado sombrero marrón
además de un grueso y blanco abrigo de lana
Para acabar la discusión Sol pensó y expuso:
-Quitar el abrigo al granjero será la misión-
¡Espléndido, ganaré yo!-el Viento supuso-
entonces con toda su fuerza sopló y sopló
En el bosque los árboles se balancearon,
el gran olmo se inclinó tras el fuerte golpe,
grandes crestas en las ondas del mar se formaron
hasta los animales se ocultaron en el bosque
Viento no consiguió más que el granjero
se ajustara su abrigo de lana mojado
y siguió caminando con su sombrero
dejando a Viento sin aliento y cansado
Tras su intento, Sol salió tras la nube radiante
navegó por el cielo viendo la castigada tierra
al bosque miró con rostro cordial y sonriente
y consiguió que todos los animales salieran
El granjero entonces a Sol miró
tras un suspiro de alivio sonrió,
el abrigo de lana se quitó
y por el bosque su camino siguió
Ya ves, dijo Sol muy contento
no siempre vence la bravura
y le dijo al cansado viento
a veces gana la dulzura
Allá arriba en los árboles
ResponderEliminarEscondidos en el cielo
Discutían sol y viento
Quienes eran más fieros
Mis rayos tan poderosos
Pueden chamuscar tierra
Convertir en negro pozo
Dijo el sol, con voz de guerra.
Yo soy los vientos que soplan
Derribando las montañas
Astillo casas en leña
Y arboledas agriadas.
Ya discutían sentados
Cuando salió el granjero
Con gran abrigo cuidado
Y acicalado sombrero
Te contaré lo que aremos,
Quién quite abrigo al granjero
Probará ser el más fuerte
Bramó el viento con esmero.
Tomó aliento, sopló el viento
Árboles, mar y animales
Se escondían con lamento.
El granjero ajustó abrigo
Y siguió a camino lento.
No lo consigo, enemigo
Ríndame ya sin aliento.
Y salió el Sol tras las nubes
Vio la tierra castigada
El Bosque y los animales
Salieron de su guarida
Sonrieron todos cordiales
A su paso por la vida
El granjero observó el sol
Suspirando y con alivio
Se quitó abrigo, de calor
Y marchó con paso libio
Lo ves, dijo el Sol al viento
A veces, no uses bravura
Para que ganes un reto
Sino, que emplees dulzura
Y estarás siempre contento.
Por encima de las nubes,
ResponderEliminarsobre un vasto bosque verde,
el sol y el viento discuten
para ver cuál es más fuerte.
El sol decía orgulloso:
¡Mis rayos son tan intensos
que en negra yesca reseca
convertir la Tierra puedo!
Y el viento le respondía:
¡No tengo ningún rival,
pues puedo mover montañas
al soplar, soplar, soplar!
Un granjero apareció
con abrigo y un sombrero
y a quitárselos, el sol
desafió al celoso viento.
El bosque y el mar sufrían
mientras el viento soplaba,
y animales asustados
rehuían de la borrasca.
Pero el granjero siguió,
ajustándose el abrigo,
y el viento no sopló más
porque se había rendido.
El sol se asomó después
y la Tierra observó
y el granjero con alivio
el abrigo se quitó.
He aquí lo que aprendió el viento
gracias al maestro sol:
lo que la fuerza no puede
siempre lo puede el amor.